
El artículo de Miguel Ormaetxea en Media-tics, titulado «El oscuro papel del comercio de armas», ofrece una crítica incisiva sobre cómo la industria armamentística global se beneficia de los conflictos bélicos, especialmente en el contexto de la guerra entre Rusia y Ucrania.
Ormaetxea señala que el comercio de armas es el tercer negocio más lucrativo del mundo, solo superado por el narcotráfico y la prostitución, pero con consecuencias aún más letales. Las principales empresas del sector, como Lockheed Martin, Raytheon Technologies, Boeing, Northrop Grumman y General Dynamics, tienen como accionistas a grandes fondos de inversión como Vanguard, BlackRock y State Street. Estas corporaciones no solo obtienen beneficios multimillonarios, sino que también ejercen una influencia significativa en las políticas gubernamentales a través de poderosos lobbies y donaciones a partidos políticos.
La guerra como motor de ganancias
La invasión de Ucrania ha provocado un aumento significativo en el gasto militar a nivel mundial. Países como Alemania han anunciado inversiones extraordinarias en defensa, mientras que Estados Unidos planea modernizar su arsenal nuclear con un presupuesto de 634.000 millones de dólares. Este incremento en la demanda de armamento beneficia directamente a las empresas del sector, que ven en cada conflicto una oportunidad para expandir sus negocios.
La invisibilidad mediática del negocio armamentístico
A pesar de su relevancia, el papel de la industria armamentística en los conflictos suele recibir poca atención en los medios de comunicación masivos. Ormaetxea critica esta omisión, sugiriendo que existe una «infodemia» que prioriza imágenes impactantes de la guerra sobre un análisis profundo de las causas y beneficiarios del conflicto. Esta falta de cobertura contribuye a mantener en la sombra las operaciones y ganancias de las empresas de armas.
El artículo invita a reflexionar sobre cómo el comercio de armas no solo perpetúa los conflictos, sino que también se beneficia de ellos, con la complicidad de gobiernos y medios de comunicación. Ormaetxea concluye que «la sangre de las guerras no es solo roja, es sobre todo del color del dinero y el poder».
Puedes leer el artículo original en Media-tics: El oscuro papel del comercio de armas.