

Los conflictos armados actuales se han convertido en auténticas oportunidades de negocio para poderosas corporaciones, a costa del sufrimiento humano y el debilitamiento de los derechos fundamentales. Así lo expone Odón Elorza en su artículo publicado en La Hora Digital, donde analiza el auge de la industria armamentística en un mundo marcado por la guerra.
Con más de 30 conflictos activos —entre ellos, la invasión rusa en Ucrania y la ofensiva israelí en Gaza—, las empresas de armas han experimentado importantes aumentos en sus cotizaciones bursátiles. Tras el inicio de la guerra en Gaza, por ejemplo, las acciones de grandes multinacionales del sector en Estados Unidos y Europa se revalorizaron, en promedio, un 15%.
Este fenómeno no es exclusivo de Occidente. Compañías de países como China, Rusia e India también han incrementado su producción y beneficios, especialmente en África, donde la inestabilidad regional ofrece mercados receptivos para la venta de armamento.
Elorza denuncia que, más allá de los intereses estratégicos de los gobiernos, son los lobbies de defensa y las élites políticas y económicas, respaldadas por grandes fondos de inversión y bancos, quienes impulsan esta carrera armamentista. Este modelo no solo alimenta los conflictos, sino que desvía recursos públicos de servicios esenciales como la educación, la sanidad o la lucha contra el cambio climático.
Además, las guerras funcionan como verdaderos laboratorios de prueba para nuevas tecnologías militares, permitiendo a las empresas demostrar la efectividad de sus armas y asegurar contratos futuros en el competitivo mercado global.
Puedes consultar el artículo original en La Hora Digital: El negocio de la guerra: qué hay detrás y quiénes se benefician