
Empty cyber security room presenting a Chinese flag on big screen, showcasing propaganda and cybercrime. Focus on communism and autocracy, hybrid war tactics and fake news spread. Camera B.

La presencia de empresas públicas en sectores estratégicos ofrece diversas ventajas para el desarrollo de un país, ya que permite abordar de manera más efectiva desafíos económicos y sociales.
Inundar la economía de empresas estatales es un ejercicio que se ha demostrado inútil y poco eficiente. La experiencia en los países comunistas nos demuestra que no es el camino. Sin embargo, el papel de las empresas públicas en sectores clave como bancos, eléctricas, salud y alimentación básica ha resultado un éxito en las naciones en las que se ha implantado, como ahora iremos viendo, teniendo repercusiones muy positivas en la economía del país.
Las empresas públicas en sectores estratégicos proporcionan al gobierno un mayor control sobre aspectos clave de la economía. En el caso de los bancos, el control estatal puede ayudar a mantener la estabilidad financiera y prevenir crisis económicas e incluso como tenedores de la deuda pública del propio estado (ocurre en China, Japón, etc) ofrecen la garantía de soberanía
La presencia de empresas estatales en sectores como la salud y la alimentación básica garantiza un acceso equitativo a servicios esenciales para todos los ciudadanos. Esto ayuda a reducir las desigualdades y a asegurar que las necesidades básicas de la población sean atendidas. Tienen el potencial de priorizar el bienestar social sobre las ganancias financieras.
Las empresas públicas pueden ser motores para la inversión en infraestructura, especialmente en sectores de gran envergadura como la energía y las comunicaciones.
Las empresas públicas pueden dedicar recursos significativos a la investigación y desarrollo en sectores estratégicos, tienen la capacidad de generar empleo a gran escala y contribuir al desarrollo regional. Al operar en sectores estratégicos, pueden impulsar la creación de empleo en áreas geográficas o sectoriales que de otro modo podrían quedar marginadas. También pueden desempeñar un papel crucial en la resiliencia económica durante las crisis, ya que el gobierno puede intervenir para estabilizar y sostener sectores clave, evitando el colapso de servicios.
El hecho de que las empresas públicas estén alineadas con los objetivos estratégicos a largo plazo del país facilita que se puedan dirigir sus inversiones hacia áreas clave, como la tecnología, la investigación y el desarrollo, para impulsar la innovación y la competitividad a nivel global.
Si concretamos en un sector concreto como el financiero, podemos destacar que durante las crisis financieras, los bancos públicos pueden actuar como amortiguadores, proporcionando estabilidad y evitando la propagación de crisis sistémicas. La capacidad del gobierno para intervenir directamente en estas instituciones puede ser fundamental para proteger la economía en tiempos difíciles.
La falaz propaganda neoliberal y conservadora, hegemónica en los medios de comunicación, argumenta que las empresas públicas son más ineficientes que las privadas. Sin embargo, los datos no confirman estas opiniones. En Europa, después de la ola de privatizaciones derivada de la hegemonía neoliberal de los años 80 y 90, se lograron mantener muchas empresas públicas del sector de la energía y otros sectores estratégicos con balances muy positivos en la cuenta de resultados. En China, la economía que más ha crecido en el mundo en los últimos años, las empresas públicas ganan dinero y han sido claves en ese crecimiento. En países ricos en recursos naturales como Latinoamérica, Rusia y Oriente Medio, las empresas energéticas públicas han resultado claves en el crecimiento de sus economías y como garantía del aprovechamiento nacional de sus propios recursos frente a la voracidad de las empresas multinacionales privadas extranjeras.