
Close up image of pistol and dollar

El artículo de Nathan Legrand en El Salto Diario, titulado «Venta de armas y conflictos armados: salgamos del círculo vicioso», ofrece una crítica profunda sobre cómo la industria armamentística perpetúa la violencia global y socava el desarrollo social.
La militarización como herramienta de control
Legrand argumenta que en el contexto del capitalismo actual, las élites económicas recurren cada vez más a la coacción militar para mantener su dominio. Este enfoque se traduce en una militarización creciente de las sociedades, donde la inversión en armamento supera a la destinada a servicios esenciales como la salud, la educación o la vivienda. La pandemia de COVID-19 evidenció esta desproporción, al mostrar la incapacidad de muchos sistemas sanitarios para enfrentar la crisis, mientras que los arsenales militares seguían creciendo.
Deudas odiosas y complicidad internacional
El artículo también destaca cómo muchos países receptores de armas están endeudados con los mismos Estados que les venden dicho armamento. Estas deudas, según el Comité para la Abolición de las Deudas Ilegítimas (CADTM), pueden considerarse «odiosas» si se contraen con regímenes que violan los derechos humanos. La financiación a estos gobiernos, incluso para proyectos aparentemente benignos, puede fortalecer estructuras represivas y prolongar conflictos.
Un llamado a romper el ciclo
Legrand concluye que es imperativo desvincular el desarrollo económico de la industria armamentística. Propone redirigir los recursos hacia sectores que promuevan la cohesión social y el bienestar colectivo, en lugar de perpetuar un modelo basado en la violencia y la represión. Solo así se podrá construir una sociedad más justa y pacífica.
Puedes consultar el artículo original en El Salto Diario: Venta de armas y conflictos armados: salgamos del círculo vicioso.El Salto