

Aunque la idea de un gobierno global está muy poco desarrollada y su apoyo en la población del Planeta es más bien escaso, no podemos resistirnos a enunciar los argumentos a favor de una estructura pública con capacidad de gobierno que necesariamente debería de disponer de una legitimidad democrática.
La propia dinámica de la evolución de la Humanidad nos dice que la solución más efectiva de los problemas globales como los conflictos armados, la pobreza y el cambio climático, son problemas transnacionales que trascienden las fronteras nacionales. Un gobierno global podría facilitar una coordinación más eficiente y una toma de decisiones más rápida para abordar estos problemas de manera integral y a gran escala.
Para concretar, un gobierno democráticamente elegido, de ámbito planetario podría desempeñar un papel crucial en la prevención y resolución de conflictos armados entre países o tendencias religiosas, étnicas, etc. Al actuar como un mediador neutral y promover la diplomacia y la cooperación entre las naciones. La existencia de un marco institucional y legal de derecho internacional podría ayudar a evitar las guerras y promover la paz a través del diálogo y la negociación.
En otro de los grandes retos de la Humanidad, el combate a la pobreza, un gobierno global podría coordinar esfuerzos para combatir la pobreza y promover y globalizar el estado de bienestar, a través de políticas de redistribución de la riqueza, de fiscalidad progresiva y universal, la generalización de sistemas de protección social en todo el Mundo para garantizar un nivel básico de bienestar para todos.
También en el desafío global del cambio climático es necesario un gobierno y una estructura estatal administrativa para facilitar la transición hacia un modelo energético sostenible. Sería necesario para la implementación obligatoria y legal de políticas y regulaciones para reducir las emisiones de carbono, eliminar la contaminación y la implantación universal de energías renovables y tecnologías limpias que garanticen un desarrollo sin incidencia negativa contra nuestro entorno natural
Un gobierno global podría promover un desarrollo más equilibrado y sostenible en todo el mundo, teniendo en cuenta las diferentes necesidades y realidades de cada región. Esto podría incluir la asignación equitativa de recursos, la promoción de la cooperación económica y tecnológica entre las naciones, y la reducción de las desigualdades económicas y sociales a nivel global.